Todos los estudios dicen que la edad de vida real está aumentando en los países occidentales y que es uno de los problemas a medio plazo a tener en cuenta, por el incremento del índice de población que va a estar en edad avanzada y las consecuencias de todo ello.

Uno de los problemas que todos los estudios recalcan es el de la soledad.

En la web del Ministerio de Economia en el blog de envejecer en red se señala:

En el mundo rural los problemas aumentan en relación inversa a su población y a su capacidad de respuesta. La dispersión de la población en núcleos pequeños y distantes dificulta la prestación de servicios, ya que esto exige una proximidad del productor del servicio al beneficiario. La concentración de servicios sociales y de salud en centros urbanos favorece una mejor relación coste/servicio/beneficio; es factible atender a un mayor conjunto de población con la misma inversión económica. En España hay 8.117 municipios, de los que 5.831 tienen menos de 2.001 habitantes (72% de todos los municipios); a estos los consideramos rurales; 1.534 municipios tienen entre 2.001 y 10.000 habitantes, que llamamos intermedios; el resto son urbanos, 752 municipios.

Además de la dispersión, el mundo rural sigue perdiendo población y dejando como residentes a personas mayores que han decidido no trasladarse a la ciudad, o no han podido o ni se lo han planteado. En 2014, viven 2.773.849 personas en los municipios rurales (6% de la población de España), de las que 774.799 son personas de edad (65 y más años), que suponen el 28% de la población rural. Sin embargo, el mayor número de personas de edad se concentra en los municipios urbanos (6,3 millones) e intermedios (1,3 millones); por ejemplo, en los dos municipios más grandes de España (Madrid y Barcelona) viven casi un millón de personas mayores, 200.000 más que en todos los municipios rurales.

https://envejecimientoenred.wordpress.com/2015/10/29/donde-y-entre-quien-viven-las-personas-mayores/

Y continúa:

Por tanto es relevante no sólo en dónde viven los mayores sino también entre quién viven. El índice de diversidad etaria mide la probabilidad de un vecino de encontrarse con otro vecino de un grupo de edad distinto al suyo (se toman los tres grandes grupos de edad: jóvenes, adultos y mayores), es decir, mide la heterogeneidad generacional (Figura 1). Cuanto más alto es el índice (colores verdes) mayor es la diversidad o heterogeneidad generacional; y cuanto más bajo es el índice (colores rojo y naranja), mayor concentración de personas del mismo grupo de edad.

En amplias zonas del interior de Galicia, ambas Castillas, Aragón, interior de Cataluña, Extremadura y Andalucía Oriental, que se corresponden con miles de municipios rurales, y si exceptuamos las áreas urbanas y sus áreas de influencia, puede observarse cómo los mayores viven fundamentalmente entre mayores, con escasa diversidad generacional, que no les permite aprovechar plenamente todos los beneficios de vivir en sociedad.

La cuestión ante esta circunstancia es: ¿seguimos promoviendo el tránsito de las personas mayores del campo a la ciudad o buscamos soluciones a la vida en el campo y de paso organizamos un nuevos sistema de valores capaz de dar solución a otros muchos problemas existentes actualmente?.

El índice de medir el coste del servicio es una quimera, ya que no se puede hacer depender la vida en general del coste de un servicio y basar el desarrollo de la vivienda y de lo que conlleva en dichos costes, lo mismo que ha sucedido durante muchos años con el coste de implantación de ciudades jardín u otras formas de ocupar el territorio en relación al urbanismo.

Si estamos de acuerdo en que el futuro no se puede establecer en términos de competitividad sino de colaboración, deberíamos de plantearnos otros índices que expresen otras realidades además  del coste beneficio.

Los múltiples problemas que se avecinan en las ciudades, la contaminación, la falta de espacios libres cercanos en la mayoría de los casos hacen que se deba de comenzar a pensar en otras soluciones.

En el estudio de “envejecer en casa o en la ciudad” de Irene Lebrusan se dice:

“El presente estudio muestra que es mejor envejecer en municipios muy pequeños o en ciudades muy grandes, mientras que en las ciudades medias hay un mayor porcentaje de personas mayores que sufren acumulación de problemas de gravedad. Es decir: envejecer en zonas rurales o en macrociudades garantiza mayores probabilidades de bienestar que envejecer en ciudades de tamaño medio, las que tienen entre 10.000 y 100.000 habitantes.

En España, según el Censo de 2011, el 17,03% de la población que forma parte de un hogar en España (sea sola, con su pareja o con otras personas) tiene más de 65 años. Se trata de un total de 7.933.769 personas. Estos datos apuntan a la necesidad de prestar atención a un grupo de población que cada vez es más numeroso. En la medida en que una sociedad persiga la inclusión de todos sus miembros, deberá promover, también, la inclusión de las personas mayores y favorecer un envejecimiento de calidad. Esto pasa, necesariamente, por atender a la situación de las viviendas en las que residen.

Concretamente, es más probable encontrar personas mayores en situación de alta vulnerabilidad en municipios de entre 20.001 y 50.000 habitantes en primer lugar; en municipios de entre 50.001 y 100.000 habitantes en segundo lugar y, por último, en municipios de entre 10.001 y 20.000 habitantes. Los extremos (residir en un pueblo de menos de 10.000 habitantes, pero especialmente en los pueblos más pequeños, o bien en una ciudad de más de 500.000 habitantes) son los que ofrecen una mayor protección a las personas mayores. Así pues, sufren menos vulnerabilidad quienes habitan municipios muy pequeños o muy grandes.”

https://observatoriosociallacaixa.org/-/envejecer-en-casa-pueblo-o-ciudad-

Si exceptuamos las grandes ciudades por el sistema de atención existente en el resto es mejor envejecer en el pueblo más aun si se dan otras muchas circunstancias que son posibles organizar para que esa longevidad sea creativa.

Esa es la esencia del nuevo paradigma en el que estamos inmersos.

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