En los años 60 y 70 del pasado siglo, una vez puesto en marcha el Plan de Estabilización del año 1959 y que comenzara el despegue económico inicial de la economía española se produjo un movimiento masivo de personas del campo a la ciudad en busca de nuevas oportunidades en muchos casos llenas de dificultades y durezas.

Así la periferia de las ciudades importantes como Madrid, Barcelona y Bilbao se incrementó considerablemente de población que tuvo su acomodo de muy variadas formas.

Pasados unos años en que esa inmigración se fue asentando en las ciudades de adopción y a principios de los años 70 se produjo un fenómeno importante que consistió que a los trabajadores que vivían en pisos humildes y en muchos casos infraviviendas se les ofrecía la posibilidad de volver de alguna forma a las raíces del pueblo a través de lo que se denomino en el caso de Cataluña el fenómeno de “la torre”.

La torre consistía en una parcela en el monte en muchos casos sin ningún tipo de cobertura legal que tuvo tal aceptación social que el urbanismo de la época aun en mantillas, fue incapaz de controlar.

Así surgieron por doquier urbanizaciones tipo ciudad jardín que, en muchos casos sin ningún tipo de legalidad ni control, comenzaron a segregar parcelas y con un acceso rodado deficiente y un sistema de captación de agua subterráneo en la mayoría de los casos sin ninguna legalización, se dieron los pasos para lo que constituye hoy un verdadero problema cual es: las urbanizaciones con déficits existentes en Cataluña.

Hay un dato a añadir al problema que pasa desapercibido en la actualidad por la falta de interés de los Ayuntamientos a hacerlo público y es que, en la mayoría de los casos, de esas urbanizaciones con déficits, las personas que las habitan son personas mayores jubiladas y de edad avanzada que no disponen en la mayoría de ningún tipo de servicio social ni de actividades de tiempo libre. En muchos casos ni de local social.

La crisis hipotecaria de esta última década hizo que muchos hijos perdieran la vivienda en el entorno de las grandes ciudades, lo que hizo que se pasara a los padres a la casa en la urbanización y los hijos ocuparan la vivienda de los padres en esos extrarradios urbanos.

Todo un despropósito, donde no solo está en juego las legalizaciones o no de esas viviendas existentes, sino la atención y cuidado que miles de personas mayores merecen y no están teniendo.

Posiblemente constituye uno de los problemas fundamentales del urbanismo actual al que a pesar de los intentos de 2009 no se pone solución, ese es el objetivo de esta web.

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